Artículo publicado el 04-07-2022 en la revista InfoRetail.

El sector padecerá este año incrementos entre el 62% y 151%, según la Universidad Politécnica de Madrid

 

Las empresas de la industria agroalimentaria española se encuentran en una situación crítica debido a la influencia del nuevo contexto energético (motivado por el cambio tarifario de junio del pasado año y el incremento de los precios energéticos en los mercados mayoristas) y asumirán incrementos que oscilan entre un 62% y un 151% con respecto a 2021 en función de la estacionalidad y características de su demanda, según el estudio ‘Influence of the New Energy Context on the Spanish Agri-Food Industry’. 
 
“La rápida implementación de medidas de adaptación puede ser clave para mantener la competitividad y viabilidad del sector a corto y medio plazo”, afirma Fernando Ruiz Mazarrón, investigador de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y uno de los autores del trabajo, junto a José L. García, Alicia Perdigones y Rosa M. Benavente. 
 
“Las industrias estacionales con picos de consumo en temporada baja sufrirán un menor impacto, debido a la reducción del término de potencia”, añade el profesor Ruiz Mazarrón, debido a que el nuevo sistema tarifario afecta de manera desigual a las industrias alimentarias, tal y como se puede apreciar en el gráfico inferior, en el que se detallan los datos de consumo eléctrico analizados para elaborar el informe en función de cuatro sectores diferentes (hortofrutícola, bodeguero, producción de piensos y aceite de oliva). 

A la hora de realizar el estudio, los investigadores han tenido en cuenta la gran variabilidad y diferente estacionalidad de las agroindustrias, que condicionan las medidas a implementar. La gran atomización del sector agroindustrial (el 96,1% de las más de 30.500 empresas tiene menos de 50 empleados y un 79% menos de 10) dificulta el trabajo de adaptación y la implementación de medidas de control de la factura y mejora de la eficiencia energética.

Entre las medidas propuestas, figura la discriminación horaria constante a lo largo del año, que debería facilitar a las industrias la planificación de las actividades de mayor consumo, trasvasándolas a periodos de menor coste siempre que sea posible. “El ahorro potencial podría alcanzar el 20%”, cuantifica Fernando Ruiz.  

Además, la adaptación de las potencias contratadas al nuevo sistema tarifario también puede generar un ahorro nada desdeñable. Un año después del cambio tarifario, la mayoría de las 1.000 empresas analizadas por los investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid sigue sin haber modificado la potencia contratada ni cambiado sus patrones de consumo para adaptarlos al nuevo sistema de discriminación horaria con diferentes temporadas.

Por otra parte, la implantación de energías renovables u otros sistemas de generación eléctrica podrían ser la solución en muchas industrias, especialmente en las de reducida estacionalidad.

“Las conclusiones y las medidas propuestas pueden ser una valiosa herramienta para mejorar la adaptación de las industrias al nuevo contexto energético, en función de la estacionalidad y características de su demanda”, se concluye desde el estudio elaborado por la UPM.